- Aflojar mis piernas, volverlas débiles para que al verte a distancia y quiera correr lo más rápido que pueda hacia tí mis piernas no respondan y esta idea se quede sólo en eso.
- Cortar mis brazos; para que al tenerte enfrente no tenga la posibilidad de envolverte en ellos, sentir los tuyos
- ¡Los ojos! También es importante dejarlos en casa para que no aprecien lo que tanto me gustaba, que no se atrevan a volver a sonreir con tan sólo tu mirar, tus ojos sonriendole a los míos, diciendo tanto, haciendo nada.
- También mis labios, sobre todo ellos que no vallan, ¡No saben comportarse! Son los más rebeldes de mí. Ellos saben perfectamente que quieren los tuyos, tocarlos, sentirlos y todo esto que trato todos los días apagar cada vez más...
- ¡Mi nariz! Ojalá tampoco pueda ir, a ella le gustaba tanto olerte y llenar mis pulmones de tu olor y llenarlos de vida... Aunque yo prefiera que no volver hacerlo.
- Y, si es posible tampoco llevar mis oídos ese día, esa voz que enmudece al más ruidoso, que entorpece al más concentrado, que tranquiliza la incertidumbre, que logra el temblor de mis piernas y en mi corazón.
(Sin fecha).
No hay comentarios:
Publicar un comentario